Lo carcelario desde adentro, y en vez de violencia, letras y dibujos: el director Diego Gachassin («Los cuerpos dóciles»), se adentró en una cárcel de máxima seguridad en Florencio Varela para mostrar como en el pabellón 4, un grupo de presidiarios toma clases de filosofía con un mentor, que además, les enseña boxeo y los ayuda para que puedan tener un transitar mejor. Una experiencia real, que sirve para visualizar otro submundo dentro de las cárceles poco exhibido.

Este documental, escrito, producido y dirigido por Gachassin, presenta a Alberto Sarlo, un abogado y escritor que hace más de 7 años lleva adelante una tarea que parece utópica: enseñarle filosofía a los presos. A partir de esta experiencia, y desde el punto de vista de Sarlo como protagonista, se conocerá la historia de los presos/alumnos de este taller, en donde se analizan filósofos para así entender la realidad desde distintos puntos de vista.

Codo a codo con Sarlo en esta tarea, se encuentra Carlos Mena, quien tras haber cumplido su condena, sigue comprometido con la causa y asiste con frecuencia a los encuentros entre Sarlo y sus ex compañeros de prisión. Asimismo, se embarca en un proceso de busqueda personal muy relevante para su construcción como hombre libre. Tanto para él, como para muchos, la carcel fue una escuela, de la cual salió con un bagaje indispensable para su vida en libertad.

El filme aborda la temática carcelaria a partir de lo que esta experiencia de estudiar, leer libros, componer música y redactar cartas, significa para los internos: algo que los transforma y que los hace pensar acerca de si mismos, en un futuro que tarde o temprano llega: la vida en libertad. Así, con alusión a Sartre, Foucault y Heidegger, entre otros, estas personas significan ciertos conceptos, y entienden de otra manera la realidad que viven.

Con un fuerte mensaje social, Gachassin recorre la temática de la violencia carcelaria sin mostrarla, también ahonda en las subjetividades de los protagonistas evitando los golpes bajos.

«Pabellón 4» es una película bien contada, y para nada pretenciosa,  con una denuncia clara a un estado ausente.

Calificación: Buena.

Manuel Germano

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FICHA TÉCNICA

Guión y dirección: Diego Gachassin
Producción ejecutiva: Diego Gachassin
Asistencia de dirección: Diego Osidacs
Dirección de fotografía y cámara: Diego Gachassin
Sonido directo: Gino Gelsi / Agustín Pereyra
Postproducción de Sonido: Fernando Vega / Hernán Gerard
Montaje: Fernando Vega
Corrección de color: Javier Hick
Distribuye: SantaCine
Protagonistas
Alberto Sarlo y Carlos «Kongo» Mena

PALABRAS DEL DIRECTOR

CHICA-1

A partir de la realización de mi película anterior “Los cuerpos dóciles”, me introduje en el calamitoso estado de las unidades carcelarias de la Argentina, y en la desidia del Estado frente a las injusticias y aberraciones que ocurren rejas adentro.
El discurso mediático tiene la necesidad de crear un enemigo de la sociedad, para luego ocultarlo en las cárceles, darle oscuridad y quitarle la condición de persona. La violencia que se vive dentro de las cárceles es promovida por el Estado, que permite su autogobierno. Si bien Michel Foucault en “Vigilar y Castigar” habla de la aparición de las cárceles como forma de terminar con el suplicio, y que el castigo pase a ser la falta de libertad y ya no la tortura o la marca en el cuerpo, en las cárceles de la Argentina la falta de libertad acompaña un suplicio continuo.
En Pabellón 4 quisimos mostrar que existe la posibilidad de hacer otra cosa en las cárceles, que la cultura y comprensión produce mejores resultados que la violencia y la tortura.
La primera jornada que grabamos dentro del pabellón 4 de la Unidad 23 de Florencio Varela fue de tal intensidad y emoción que la claustrofobia que sentía en el cuerpo se me pasó rápidamente. Todo me parecía revelador e increíble. 52 presos de máxima seguridad escuchando, en completo silencio, a Alberto Sarlo hablando de Hegel, de Dostoievski, del superhombre. Las lecturas de sus experiencias carcelarias, con una poesía suburbana de una profundidad y dolor que sólo podía escribirse desde este confín oscuro y olvidado se me grabaron en el alma.
Con esta película también iba en búsqueda de ciertas respuestas a las preguntas que habían surgido en “Los cuerpos dóciles”. ¿Qué hacer frente a este estado de situación, de injusticias, de desigualdades? En “Pabellón 4” encontré la cultura y la educación como posibles respuestas.

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